lunes, 30 de junio de 2008

Después del contrabando es la segunda actividad ilícita del Táchira

El oso frontino y la lapa encabezan el libro rojo
Son muchas las especies hoy amenazadas, aún cuando el tráfico de éstas no está controlado por la falta de sensibilización y el beneficio económico que el negocio genera, desde el Ministerio del Ambiente se ha logrado el decomiso de un importante número en condiciones y lugares inapropiados


Por Apolinar Velazco


Venezuela es el país latinoamericano, luego de Colombia con mayor diversidad biológica. Páramos, llanuras, selvas, pie de montes, montañas y sabanas constituyen muchos de los ecosistemas donde la fauna silvestre hace vida, en un intento por seguir preservándose como especie.

En unos casos, la intervención del hombre ha provocado la destrucción de estos lugares, trayendo como consecuencia la desaparición y migración de muchas especies, algunas en situación crítica, otras simplemente han muerto, dejando en el recuerdo que en algún tiempo existieron.

El tigre (Panthera tigris), el tigrillo (Leopardus tigrinus), el cachicamo (Dasypus novemcinctus novemcinctus), el pajuil copete piedra (Pauxi pauxi pauxi), los loros y pericos reales, las guacamayas (Ara militaris) y algunas serpientes, luego del oso frontino (Tremarctos ornatus) y la lapa (Agouti paca), están igualmente incluidos en el libro rojo de especies en peligro de extinción. Muchas de éstas son comercializadas como mascotas, otras por su carne exquisita, situación que se da con mayor regularidad en las zonas del llano.

“Es una actividad difícil de controlar”

Carlos Maldonado, superintendente del Instituto Nacional de Parques (Imparques) y encargado del Páramo El Tamá, expresó que el comercio de especies en peligro de extinción siempre ha existido y el hecho es por que resultan ser beneficioso económicamente para los contrabandistas, “algunos animales son muy buscado, sobre todo para la realización de platos típicos”, acotó.

“Los vendedores saben a que personas se los van a vender, por eso nos resulta muy difícil controlarlo y conocer quienes lo hacen”. Expresó que aunque las leyes que penalizan esta actividad ilícita existen, la aplicación muchas veces no se lleva a cabo: “nosotros nos ocupamos de aplicar la parte inicial, de realizar los decomisos con las autoridades policiales, pero hay casos que llegan a Fiscalía y allí los engavetan “.

Dijo que su competencia es directamente el resguardo y protección de los animales y plantas presentes en los parques nacionales y en este sentido trabajan en conjunto con la Guardia Nacional a través de las Guarderías Forestales, ellos son, según Maldonado, los encargados de realizar el control y vigilancia en las alcabalas y en todo el territorio nacional.

Al acabar con el hábitat de la fauna silvestre, manifestó el superintendente, a ésta no le queda otra opción que entrar en contacto con animales doméstico y es por ello que se han dado casos en los que tigres y tigrillos han atacado a vacas, perros y gallinas, situación que resulta común en las zonas rurales y que termina desafortunadamente con la muerte del animal silvestre.

“Siempre estamos realizando operativos, puntualizó, nuestra labor de guardería. Visitamos y damos charlas a las comunidades, sobre todo aquellas organizadas en Consejos Comunales”. Agregó además que la única forma de acabar con este flagelo es informando a la población, “por eso realizamos campañas de sensibilización en los lugares que lo requieran, en especial las instituciones educativas”.

Del campesino al citadino

La comercialización de las especies que hasta unos años no se consideraban en “peligro de extinción”, aumenta cada vez más a un ritmo casi indetenible. Dependiendo de la región geográfica donde se de esté problema los animales amenazados resultan ser distintos. Según autoridades del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente y los Recursos Naturales (Mpparn), en nuestra región los loros, pericos y guacamayas son los más atacados.


Esta actividad comienza en el campo, donde sus habitantes esperan la época del año propicia en la que estas aves procrean y tienen sus polluelos. “Lito” es uno de ellos, a sus escasos 15 años de edad habita en el Sector Caño Guayabal del municipio Páez en el estado Apure.

De una forma detallada explicó el proceso que le toma realizar este trabajo: “los loros anidan en las palmas, por medio de guaduas nos subimos en ellas, luego de varios de días de estar vigilándola para estar seguros que si tienen pichones y estén casi emplumados”. Destacó que abril, mayo y junio son los meses en los que estas aves tienen sus crías.

Manifestó que la razón por la cual realiza esto se debe a la necesidad de obtener dinero, por cada par de loros recibe entre 60 y 100 bolívares fuertes, dependiendo de quien se los compre: “normalmente se los vendo a familiares que nos visitan, así como también a turistas que vienen a otras fincas de por aquí, es gente que viene de la ciudad y que les gusta tener estos animales en sus casas”, resaltó.

Dijo finalmente que si “el trabajo está bueno” logra agarrar entre 15 y 20 pares por cada temporada, siendo los loros reales (Amazona ochrocephala ochrocephala) , caresucias (Aratinga pertinax aeruginosa), loros burros (Amazona farinosa inornata), churicas (Brotogeris jugularis jugularis), pericos (Aratinga acuticaudata haemorrhous) y periquitos los más comunes; las guacamayas en cambio resultan ser pocas, por fabricar sus nidos en palmas y árboles muy altos, pero si logra encontrar un par, el precio por ellas es más alto.

Tráfico desde Colombia

Aún cuando las autoridades del Mpparn están al tanto de la situación que se viene presentando desde hace ya varios meses en el centro de la ciudad, ésta sigue desarrollándose con normalidad. Alrededor del Centro Cívico y lugares adyacentes existen personas, en su mayoría de nacionalidad colombiana, que comercializan con tortugas marinas (Podocnemis expansa), los cuales las exhiben en pequeños recipientes ante la mirada indiferente de la policía que vigila el lugar.

“María” -de quien se omite su verdadero nombre- es una joven colombiana. Dijo estar consciente de la ilegalidad de su actividad, sin embargo alegó que la necesidad la obliga: “no hay más nada que hacer y esto da plata”. Mantiene a las diminutas tortugas en una vasija de vidrio con sólo un poco de agua y añadió que quienes las compran “mientras no las vayan matar, no les va a pasar nada”.

Explicó que las tortugas son marinas y provienen de Santa Marta en Colombia, que luego de pasar por Bucaramanga son enviadas a Cúcuta, desde donde entran a través del contrabando a territorio venezolano, “son grandes mafias las que comercializan con estos animales… yo no le hago daño a nadie, aquí tiene que buscar es a los traficantes”, acotó.

Diez bolívares fuertes es el dinero que cobra por cada una, resultando ser una actividad lucrativa, pues en pocos minutos vendió más de un par: “vea pues como se venden, a diez la que usted escoja. Se la lleva, le pone agua y verá que no se le muere, lleve la pareja para que no se sienta sola y para que no digan que es un homicidio”, frases con las que convenció a sus compradores que veían estos animales como mascotas.

Al ser abordada sobre la presencia de policía en los alrededores expresó no sentirse intimidada, a la vez que aseveró que ellos resultaban ser en algunas ocasiones los primeros compradores. Acusación que fue consultada con la Policía del estado Táchira y a la cual Robinson Suazo, efectivo adscrito a la Secretaría de Seguridad Ciudadana respondió que “muchos agentes desconocen que eso está prohibido y por lo tanto no actúan para evitarlo”.

Cree que la causa de este problema se debe a la formación que en la Escuela de Policías reciben, capacitación que está basada en su mayoría en la forma en cómo deben actuar en la defensa y vigilancia de la población san cristobalense, sin recibir charlas ni cursos encaminados a la lucha del tráfico de especies en peligro de extinción, “sería conveniente recibir esta información para evitar que siga ocurriendo”, comentó.

Guarderías ambientales: vigilancia y control


Elvis Mesa, guardia nacional adscrito al Departamento de Coordinación de Guardería Ambiental del Ministerio del Ambiente, dijo que esta dependencia tiene como misión la articulación “con todos los organismos del estado creados para el resguardo de las especies animales y vegetales”. Así mismo explicó que cada puesto fronterizo, destacamento o comando regional realizan dicha guardería, existiendo dos: la intensiva y la extensiva.

La primera, especificó, se realiza fuera de las Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (Abrae) y la segunda se lleva a cabo en dichas áreas y es en esta última donde nosotros trabajan activa y continuamente. Dijo además que de los procedimientos que se hacen normalmente, es decir, administrativos y penales, llevan a cabo sólo el primero: “nosotros lo que hacemos es iniciar el procedimiento, del otro se ocupa la Fiscalía”.

Reconoce que existe una falla al permitir que actividades ilícitas como las que se están dando en el centro de la ciudad con la venta de tortugas, se sigan permitiendo. Sin embargo determinó que antes de realizar la retención se debe verificar si éstas provienen de socriaderos o por el contrario son salvajes.

Dos oseznos rescatados

El tráfico y comercialización de estos animales se ha incrementado en los últimos años, dando como consecuencia que la población de Osos Frontinos (Tremarctos ornatos) en el Páramo El Tamá se haya reducido dramáticamente. La razón de su mercadeo ilícito se debe a que estos animales son considerados como mascotas y muchos los exponen en lugares como parques de contacto.


Isabel Vásquez, encargada de la Oficina de Prensa y Magda Leal, coordinadora ambiental y de diversidad biológica del Mpparn, explicaron que estas crías, macho y hembra, de aproximadamente dos meses de edad, ya se encuentran en custodia del Parque Zoológico “La Laguna” de Capacho, en el municipio Independencia. Explicó Vásquez que “los dos osos fueron rescatados de la localidad de El Nula en el municipio Páez del estado Apure”.

“Los animales estaban encerrados en una jaula y eran propiedad del dueño del local, al parecer pagó por ellos 5 mil bolívares fuertes”, agregó, y “gracias a la coordinación del Ministerio del Ambiente, Imparques, la Fundación Nacional de Parques Zoológicos y Acuarios (Funpza), la GN y con la colaboración de quien los tenia en su poder, fueron reubicados en este sitio”. Añadió que estos son los únicos ejemplares cachorros en cautiverio que existen en nuestro país.

Por su parte, Magda Leal, anunció que también fueron retenidas dos lapas, animales que según ella, son muy buscados por los turistas y los habitantes del llano, para la preparación de platos típicos con su carne. “Estas especies son autóctonas de los páramos andinos y por la caza furtiva se encuentran en peligro de extinción”, puntualizó.

Legislación ineficiente

Leal también especificó las leyes que en defensa y protección de las especies existen: “tenemos la Ley Orgánica del Ambiente, la Ley Penal del Ambiente, Ley de Protección a la Fauna Silvestre y el Reglamento de Especies en Peligro de Extinción”. , instrumentos legales que en la práctica pareciera que no se aplican.

Mientras se tenga una legislación que poco se haga cumplir, el tráfico y comercialización de las animales vulnerables hoy día, seguirá aumentando. Situación que con el pasar de los años desencadenará inevitablemente en la pérdida de especies importantes, características y únicas de Los Andes. Queda en manos de las autoridades competentes hacerlas cumplir, así como también de sensibilizar a la población sobre esta problemática, para evitar que siga ocurriendo.


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