jueves, 9 de octubre de 2008

El Táchira no cuenta con infraestructura tecnológica para producir cultivos transgénicos

Hasta el momento se ha logrado llevar a cabo pruebas de laboratorio y aunque no existe una normativa en el área, algunas leyes impiden su producción, permitiéndose sólo investigaciones en su mayoría provenientes de universidades públicas. En nuestro estado la UNET a través del Laboratorio de Investigaciones Genéticas es quien lleva la batuta con estudios relacionados desde el 2007 y el INIA adelanta otros con el cultivo café


Por Apolinar Velazco


Considerados por muchos como una solución a la demanda de alimentos mundial, así como también a la cosecha de algunos cultivos frágiles en poco espacio y bajo condiciones extremas; los Transgénicos o Organismos Modificados Genéticamente (OMG) en los últimos años han dado de que hablar, por las implicaciones bioéticas que conlleva el manipular sus genes para hacerlos más resistentes a plagas y enfermedades.

Con la nueva mirada de la producción agrícola, o como muchos la llaman “agroecológica” o “agricultura verde”, los grupos ambientalistas los consideran una amenaza a muchas especies no sólo a animales, sino también vegetales, al impedir que éstas se desarrollen a la par de los OMG y en ciertos casos tiendan a desaparecer por la rentabilidad monetaria que los últimos traen consigo.

Pero lejos de ello, quienes los defienden apuestan a la sustentabilidad en su desarrollo, una solución a los problemas que en algunas zonas del planeta enfrenta ciertos rubros, dificultades que pueden ser de orden climatológico (lluvias, nevadas, sequías, inundaciones), geográfico (no todos se producen en todos los lugares) o de espacio físico (menor terreno a cosechar mayor producción a obtener), entre otros.

Investigaciones previas
En Venezuela las pruebas iniciales de OMG corresponden a las universidades públicas, quienes a pesar del descrédito por parte de los grupos que rechazan su producción han logrado demostrar la factibilidad para el desarrollo agrario nacional. Algunos líderes de esas ONG apuntan a que dicha manipulación genética se ha realizado mancomunadamente entre estas casas de estudios superiores, los centros de investigación y el apoyo del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología (Mppct), a través de la Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit).

Los estudios en su mayoría se han llevado a cabo en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en colaboración con el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) y la Fundación para la Investigación Agrícola (Danac), ambos de naturaleza privada, fundados y financiados por Empresas Polar. Entre las investigaciones se tienen el desarrollo de un plátano transgénico tolerante a herbicida como el glifosato y a la fosfinotricina o glufosinato; además de otro resistente a la sigatoka negra, investigación hecha con la ayuda de la Universidad de los Andes (ULA) y la Universidad del Zulia (LUZ).

Otros proyectos han sido: Café tolerante al herbicida glifosato; Canavalia modificada para suprimir la producción de antinutrientes; Arroz tolerante a herbicida glifosato; Genómica de cepas nativas de Bacillus Thuringiensis con miras a su uso en la modificación genética de cultivos y lechosa transgénica resistente a virus; estos dos últimos pertenecientes a la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA) y a la ULA, respectivamente. (http://www.aporrea.org/actualidad/a7992.html).


Los transgénicos y su obtención
Desde una aproximación conceptual, se definen como organismos o plantas a las que se les ha modificado su genoma o ADN al introducirle el material genético de otra especie no necesariamente vegetal, pues se puede codificar una molécula de éste presente en un animal, una bacteria, un protozoo o cualquier invertebrado y así transferirse a una célula vegetal, haciéndola resistente a plagas, enfermedades y en otros casos a incrementar su producción.

Para José Bustamante, doctor en Biología Molecular e investigador del Instituto de Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) en el estado Táchira, el mejoramiento genético de plantas continúa realizándose de manera tradicional, es decir, mediante la implantación de secuencias de ADN de otra planta con algunas características especificas en aquellas que se quieren mejorar, pero sólo por vía sexual.

Está consiente de la inexistencia de leyes y organismos gubernamentales que supervisen los estudios con OMG, sin embargo consideró que para llevarlos a cabo en el Táchira se necesita de una infraestructura tecnológica adecuada, “contamos con lo necesario para desarrollar los estudios de laboratorio hasta los tallos transgénicos”, acotó.

Para crear una planta con estas características se requiere de años de estudio dependiendo de la especie a mejorar, es importante el análisis previo del genoma que la conforma, cómo es, cuántos cromosomas posee e investigaciones anteriores sobre el rubro; en segundo lugar, el gen foráneo que se quiere introducir debe ser estudiado y así determinar las estructuras hereditarias que lo componen y las proteínas que codifica.

Luego se obtiene mediante pruebas de laboratorio la secuencia de ADN que va a actuar, se clonada, se aislada de la especie originaria y es puesta en una recipiente junto a una bacteria que, a medida que se reproduce como organismo, multiplica el material genético que le fue introducido. Resaltó el investigador que la Escherichia colly es una de las más utilizadas en este procedimiento.

Cuando los brotes de la planta hayan crecido, se seleccionan y se llevan a otro medio libre de antibióticos y sin contacto con el medioambiente y para ello se requiere de un invernadero confinado y hermético. “Hasta este nivel podríamos trabajar sin problemas, sin que una regulación no lo impida… salir del invernadero –un OMG- no está permitido hasta que exista una”, señaló el investigador y agregó que en la actualidad no cuentan con un espacio de este tipo para seguir avanzando en su producción.

Indicó finalmente como ejemplo que mientras el mejoramiento genético convencional del café requiere de un tiempo no menor a 50 años; mediante los procedimientos de Transgénesis éste se reduce aproximadamente a ocho, pues eso le toma a la plántula para comenzar a producir. Lograr desarrollar las investigaciones hasta el punto de tener tallos transgénicos, se traduce en un avance significativo para el estado, no obstante resulta poco por las prohibiciones gubernamentales.

Los OMG en el Táchira

Más de una década llevan en el mercado los transgénicos y en la entidad hasta ahora se están desarrollando investigaciones al respecto. Según Rosa Vera, ingeniero agrónomo y coordinadora del Laboratorio de Investigaciones Genéticas (LIG) de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), “no está la estructura para trabajar con estos cultivos, primero porque la legislación nacional lo impide”. Y así lo es, desde que comenzó su desarrollo, la nación siempre ha presentado una posición de rechazo y aunque no existe instrumento jurídico que regule específicamente actividades con transgénicos, hay disposiciones en el articulado de tratados y leyes nacionales como la Constitución, la reciente Ley de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria y la Ley Orgánica de Diversidad Biológica.

La Carta Magna en su artículo 127 obliga al Estado a proteger, con la participación de la sociedad, la diversidad biológica y genética, un ambiente libre de contaminación. En el caso de la Ley de Diversidad Biológica, son varios los apartados que hacen mención a los OMG, dicho instrumento jurídico establece en su artículo 43, los derechos comunitarios y colectivos de las comunidades indígenas y locales para negar su consentimiento sobre proyectos de índole biotecnológica. Desde el 98 hasta el 102, la LODB deja por sentado el papel del Estado en la materia para prevenir y evitar cualquier riesgo o peligro que amenace la conservación de la diversidad Biológica y adicionalmente el artículo 104 establece la necesidad de demostrar su inocuidad a la salud por parte de quienes pretenden usarlos.

Otra de las razones que frenan los avances es la escasa infraestructura tecnológica y la falta de personal capacitado, Vera puntualizó que en dicha casa de estudios sólo hay una investigadora, Bridget Moreno, que aún cuando en la actualidad está en España, desarrolla su línea de investigación sobre los Cultivos Transgénicos y el hallazgo de genes de resistencia a plagas y enfermedades.

Cabe destacar que en el LIG se está desarrollando la extracción de ADN y el trabajo con marcadores moleculares, no descartándose para el futuro los estudios propios en OMG cuando aspira cuenten con los equipos necesarios a pesar de lo costosos que resultan la mayoría. Agregó que otro estudio está relacionado con la búsqueda de un gen resistente a la “escoba de bruja”, enfermedad que ataca al cacao criollo.

Beneficios y desventajas
Insertar un gen de otra especie en una planta, no necesariamente del mismo reino natural, puede ayudar a que ésta sea tolerante a diversos cambios climáticos, por ejemplo a producir en suelos donde la sequía es fuerte o donde su nivel de insalubridad es elevado. Otros logros que se mencionar es la descontaminación de ciertos lugares, ya que hay varios transgénicos responsables de llevarlo a cabo, además del suministro de vitaminas y minerales a la población.

Pero no todos los transgénicos son favorables, la investigadora menciona como ejemplo el impacto ambiental que genera en insectos la producción del Maíz BT al que se le introduce un gen de una bacteria trayendo como consecuencia que las larvas al alimentarse de éste mueran, siendo la Mariposa Monarca la más perjudicada y una de las razones de las protestas de los grupos ambientalistas que se oponen a su cultivo.

A su juicio es irónico que desde el gobierno se impida su desarrollo, cuando productos como los cereales son importados y de origen transgénico. “Es necesario que se permitan las investigaciones, de lo contrario nos quedaremos atrás”. Al igual que ella, Jairo Santander, ingeniero agrónomo y coordinador del Circuito del Café del Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras (Mppat) consideró que estas medidas constituyen fallas que desde el gobierno central se han venido implementando.

Dijo que hasta el momento la instancia a la cual pertenece no se ha pronunciado en torno a la producción de los OMG, ni siquiera ha enviado comunicaciones donde les impida realizar estudios o financiarlos, sólo están desarrollando el Plan Nacional de Agroecología donde todas las seccionales regionales del Mppat deben contribuir con propuestas.

Precisó que el Ejecutivo Nacional, más que pronunciarse en contra, debe desarrollar un análisis con mayor profundidad y así definir lo que en asuntos de nuevas técnicas y procedimientos de producción agrícola le conviene al país y ver lo que en otros se está llevando a cabo, “comprobar los beneficios que tienen permitirá desarrollarlos y para ello es necesario informar a la población al respecto”, concluyó.

Desconocimiento mayoritario

La escasa noción que tienen los ciudadanos san cristobalense sobre estos y su ignorancia en el consumo, a pesar del abanico de leyes y tratados, es evidente y así lo demuestra un sondeo de opinión realizado a 20 capitalinos, entre los que destacan comerciantes, profesionales, vendedores informales y transeúntes en el Centro de la ciudad el día jueves 2 de octubre.

Como se muestra en la gráfica, la mayoría de ellos -90 % del total- respondió a la pregunta: ¿conoce usted qué son los cultivos transgénicos?, de manera negativa, mientras que el 10 % restante lo hizo de forma positiva. Al intentar indagar sobre el conocimiento que los ciudadanos tienen de los actuales prácticas en materia de manipulación genética y mejoramiento de cultivos, más de la sexta parte dijo estar al tanto de esa posibilidad; menos de la cuarta parte restante manifestó desconocerlo.

Tal como afirman algunos investigadores sobre el origen transgénico del aceite de soya y otros rubros proveniente de Argentina y Brasil que se comercializa a través de la Red Mercal, los encuestados en un 85 % coincidieron en que por lo menos una vez los han consumido e igual porcentaje precisó no saber sobre su origen OMG, aunque sí el lugar desde donde se importa; no obstante el 15 % negó consumirlo, pero afirmó saber su proveniencia transgénica. Por su parte, 16 entrevistados – 80 % del universo sondeado- aseveró que de comprobarse científicamente las ventajas nutricionales que tienen estos productos, los consumirían; 15% -tres san cristobalense- respondieron que no y sólo una persona -5% restante- expresó no saber sí lo hará.

Los resultados obtenidos en este sondeo de opinión dan cuenta de la inexistente información que la población tiene respecto al tema, así como también de los beneficios o prejuicios de estos; aún cuando consumen sin conocer artículos de la cesta básica provenientes de países tradicionalmente productores de soya, rubro que en un 90% es cultivado bajo esta modalidad por la fragilidad que presenta en su cosecha.

Supervisión en la producción
Tal como afirmaron los investigadores, los cultivos transgénicos ofrecen mayores beneficios que desventajas y más con los avances científicos en la actualidad; sin embargo se hace necesario la creación de una Comisión de Bioseguridad, la cual existe en muchos países y tiene como finalidad supervisar qué se está produciendo y qué impacto no sólo social, sino también económico representa para su desarrollo.

Más que frenar las investigaciones, el Gobierno Nacional debe, por medio de las distintas dependencias en materia de fomento agrícola, estudiar la factibilidad o no de los OMG y de igual manera inspeccionar los productos que se comercializan en el país, a fin de informar a la población de lo que diariamente consume en su mesa.











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